Ocupando su puesto en las alturas, Walter Benjamin ha visto a un Ángel (ausente), al parecer en el momento de alejarse de algo sobre lo cual clava su mirada.
Hablando sobre el Ángel dice. «Su cara está vuelta hacia el pasado. En lo que para nosotros aparece como una cadena de acontecimientos, él ve una catástrofe única, que acumula sin cesar ruina sobre ruina y se las arroja a sus pies«.
El Ángel busca con las alas tendidas el viento que lo lleve al paraíso… Pero un torbellino lo arrastra en círculos constantes. Más bien por espacios espirales, donde las cosas se hacen y deshacen, y son imprevisiblemente las mismas o distintas.