«El hombre propone y dispone. Tan sólo de él depende poseerse por entero, es decir, mantener en estado de anarquía la cuadrilla de sus deseos, de día en día más temible.»1
No se sabe si es por la opresión social o porque la vida es así, pero lo cierto es que la mayor parte del día nos la pasamos esforzándonos en algo… los placeres, la fantasía, la relajación, todo esto debe esperar a más tarde. Primero hay que dejar hecho el trabajo, luego ya se verá.
Para funcionar cada uno en la realidad, y también para que la sociedad progrese y tengamos coches y lavadoras, es necesario renunciar al placer, ser disciplinados y trabajar muchas horas. Y luego a lo mejor podemos ‘pasar el rato’ en diversiones tan agotadoras y útiles como el trabajo…
Así que todo está organizado un poco para esto: la educación de los niños, la policía, las leyes, las empresas, la política. Y sobre todo las costumbres (y los medios de comunicación que las difunden), ya que si no fuéramos guardianes de nosotros mismos y de nuestros vecinos, no habría suficiente policía para acallar el grito constante del deseo.
Ya de pequeñitos nos contaban que la vida es un valle de lágrimas, y no es de extrañar (aunque también es cierto que nos van convenciendo bastante de que lo pasamos pipa…). El caso es que ya muchos se han planteado volver a sacar lo no racional, ni práctico, ni cuadriculado y sabotear así la sociedad capitalista / consumista.
Así por ejemplo los surrealistas, cuyas huestes madrileñas acaban de celebrar unas charlas estupendas sobre esto mismo. «No es ninguna novedad decir que la vida puesta a trabajar y la omnipresencia de la mercancía se han adueñado de las regiones de sombra del ser humano, de sus sueños y deseos. Pero el problema es saber hasta dónde ha llegado esa contaminación, y si es irreparable.»
La revuelta del surrealismo
Habiendo descubierto la opresión politico-económica gracias a Marx y la represión psicológica gracias a Freud, los surrealistas llevan 80 años combatiendo a la sociedad burguesa con sus prácticas artísticas y vitales.
«El surrealismo es una mística de la revuelta. Revuelta del artista contra la sociedad convencional, su estructura fosilizada y su falso sistema de valores; revuelta contra la condición humana, mezquina y sórdida. El artista resulta así el paladín del hombre en su ardiente protesta contra el mundo; la protesta del hombre sometido a coerciones por quienes detentan el poder y pretenden hacerle aceptar esas coerciones como el orden natural.» 2
El abandono del control racional en el arte y en la vida, la exploración del inconsciente, el ataque a las convenciones sociales, la pasión amorosa y el ejercicio de una libertad sin domesticar son algunas de las herramientas surrealistas para transformar el mundo y cambiar la vida.
Continua el tema en Situación de la poesía por otros medios.
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1. André Breton en el Primer Manifiesto del Surrealismo (1924)
2. Aldo Pellegrini Antología de la Poesía Surrealista (Argonauta, 1981)