Haz lo que quieras hacer. Pero no olvides que hacer lo que quieras no significa dejar sin más que tus impulsos te arrastren hacia el ocio, los caprichos o los placeres.
Si un impulso irresistible te lleva a hacer algo, no digas que lo haces porque quieres: ¿puedes libremente decidir no hacerlo? Es decir, haz lo que decidas voluntariamente hacer. Solo así puedes ser libre.
Para decidir lo que quieras hacer, ten en cuenta tus impulsos y sueños; y también tu carácter y tu experiencia. Ten en cuenta cómo que te gustaría que fuera tu vida y también el funcionamiento de las cosas del mundo. Con todo ello decide voluntariamente, aunque sea duro en ocasiones.