Si alguna vez he logrado alguna página que me pareciera aceptable ha sido siempre tras un proceso de limpieza de lo que se entiende por prosa de calidad; especialmente de cierta seriedad -casi diría solemnidad- de la literatura. Permitir que la mente haga peripecias casi siempre contrarias al buen hacer literario. Mofarse un poco de los personajes y de la historia, y no pretender ocultar que todo ello es más bien una pantomima… o un esperpento.
Escribir: Agricultor o cazador-recolector
El escribir como actividad de agricultor. El escritor siembra su obra y la construye a diario con abonos, instalado sedentariamente junto a ella. La va desarrollando según sus propias leyes de crecimiento, las cuales debe conocer bien y favorecer. Es un conocedor de su morfología, de sus funciones. Debe prevenir o corregir las eventuales malformaciones […]