Para escritorzuelos.
He notado que a veces lo que nos impide escribir es ponernos en una postura de observación atenta, contemplando amorosamente las cosas, en plan artista, como escuchándolas, etc..; esa bandenguería no suele funcionar. El error, creo, es ponerse a escribir siendo buenos, honestos, auténticos, desde nuestro verdadero yo…
Escribir es fingir
Por el contrario, observo que escribir implica necesariamente ponerse en un papel. No hablo de un papel de personaje, sino de un papel de escritor, ya que hay varios escritores en ti, cada uno puede escribir una cosa distinta y algunos no escriben nada: se limitan a mirar, melancólicos, y analizan, pasean…

¡Así no!, ¡basta ya de ‘autenticidad’!
Basta de autenticidad
En mi caso, el escritor que suelta las mejores ideas es un escritor malo (me refiero a mala persona), suspicaz, sarcástico o lleno de dobleces, que miente al lector descaradamente.

Para el escritor, lo de mentir es esencial
Este es un escritor bastante potable (para mi gusto, claro), pero me costó muchos años encontrarlo dentro de mí, ya que siempre me ponía a escribir siendo bueno, honesto y auténtico…, y de esa manera no lo dejaba salir. Me limitaba a hacer (yo, como yo mismo), con toda seriedad y buen corazón, cuatro cosas melancólicas y nada más…

Mentir, ocultar, manipular…
Bueno, eso es en mi caso, en tu caso puede ser otro el personaje clave. Pero lo importante es que tú, como tal tú, no vas a escribir, sino otro tú que tienes que encontrar (alguien un poco maligno, yo creo que así es siempre mejor).
Que hable tu otro yo
O sea que, a la manera de un actor o una actriz, te metes en el papel de ese maligno escritor, haces lo que él hace (frecuentemente tiene sus manías) y dejas que sea ese otro yo que llevas, el malo, o la envidiosa, o la resentida, o el mentiroso, o el triste (mejor eso no, que está muy visto) quien tome la voz y escriba fluida, maravillosamente.

Interpreta el personaje de ese malvado escritor, deja que suene su voz.