Aquí estamos, hasta el cuello de mierda, podríamos decir; o sea de falsedad, ansias enfermas y pillaje. Puede que se me olvide algunas mañanas de sol…, pero siempre es fácil recordarlo viendo las noticias o paseando a orillas de este mezquino río de fango. Indígnate, pero sin descuidar tu propia rapiña, tu pequeño fraude disimulado. Ya llega la primavera y saltaremos de bar en bar, felices con nuestra mente anestesiada, manchando las aceras de vómito y de verdades hechas a medida, reinventadas para la tertulia televisiva y el retuit. Compra un nuevo smartphone o fóllate al marido de otra. O cómete los mocos en un banco de alimentos, ¿a quién le importa? Día tras día me paseo por este decorado de plástico y cartón piedra, con purpurina a la moda y political correctness. Y te digo: ¡baila la danza eterna de la mercancía! Jesús te espera en el Corte Inglés. Total, si la vida son dos días…